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Musk anticipa que Optimus se venderá en 2025 y ya trabaja en fábricas: ¿revolución o exageración?

Noticias Tesla Ago 23, 2025
Robot Tesla Optimus sirviendo bebidas en una fiesta al aire libre

La última conferencia con inversores de Tesla fue escenario de un nuevo pronóstico de Elon Musk: la compañía podría empezar a vender su robot humanoide Optimus a finales del próximo año y antes de que termine 2024 estos autómatas ya estarían ejecutando tareas en las líneas de producción de la empresa. Musk enfatizó que este asistente, conocido también como Tesla Bot u Optimus, se destinará en un principio a entornos controlados como sus propias fábricas. Su objetivo es que aprenda a efectuar trabajos repetitivos, pesados o peligrosos para los trabajadores humanos. El comentario volvió a atraer la atención sobre un proyecto que, desde su presentación en el AI Day de 2021, genera expectación, pero también dudas.

En su actualización con analistas, el consejero delegado explicó que la compañía confía en su ventaja en sistemas de inteligencia artificial y fabricación para liderar el emergente mercado de robots humanoides. Aseguró que un pequeño equipo ya está probando la segunda generación de Optimus, que combina sensores, cámaras y algoritmos de visión derivados de los coches Tesla, y que la producción en escala podría alcanzarse con un coste menor gracias a sus propias baterías y motores eléctricos. Según Reuters, Musk insinuó que Tesla podría vender el robot al público general cuando el producto demuestre su utilidad en entornos industriales, posiblemente a un precio competitivo de entre 20.000 y 30.000 dólares.

No obstante, la industria de robots humanoides no es un campo sin competencia. Grandes fabricantes como Honda, con su histórico Asimo, y Boston Dynamics, propiedad de Hyundai, llevan décadas investigando robots bípedos. Startups como Figure firmaron acuerdos con BMW para desarrollar sistemas de montaje, y gigantes tecnológicos como NVIDIA y Amazon invierten en plataformas de IA para robots. Elon Musk reconoce esta rivalidad, pero cree que la profunda integración entre hardware, software y redes neuronales de Tesla le dará ventaja. Sin embargo, su historial de promesas incumplidas alimenta el escepticismo. Reuters recuerda que la compañía tardó años en cumplir sus objetivos de producción del Model 3 y que sus plazos para el Cybertruck se prolongaron; por ello, muchos analistas sugieren tomar con cautela cualquier fecha de comercialización.

Más allá del marketing, los desafíos técnicos son enormes. Un robot que camine con la estabilidad de una persona, manipule objetos con precisión y se adapte a distintos entornos requiere una combinación sofisticada de sensores, planificación de movimiento y aprendizaje profundo. La Federación Internacional de Robótica explica que el interés por los humanoides está impulsado tanto por la imaginación popular como por la escasez de mano de obra en sectores como la manufactura y la asistencia a mayores. El objetivo es construir asistentes multipropósito capaces de trabajar en entornos pensados para humanos, pero todavía se necesitan avances en la seguridad, la fiabilidad y la interacción natural con las personas. Para muchas empresas, el reto principal es enseñar a los robots a aprender nuevas tareas de forma eficiente; ahí es donde la IA generativa y el aprendizaje por imitación podrían marcar la diferencia.

Mientras tanto, Musk ya sueña con un futuro en el que Optimus sea un producto de gran volumen e incluso supere a los coches en importancia para Tesla. Ha llegado a afirmar que, en la próxima década, un mundo con abundancia de robots podría transformar profundamente la economía y el trabajo humano, liberando a millones de personas de labores monótonas. Esa visión convive con la realidad de que, de momento, Optimus apenas ha sido visto realizando movimientos básicos y demostraciones coreografiadas. Si Tesla logra que el robot ayude en sus fábricas en 2024, será un paso significativo. Si llega a venderlo al público en 2025, revolucionará la percepción actual de la robótica. Pero hasta entonces la prudencia aconseja observar con interés, valorando tanto el potencial como la incertidumbre inherente a esta tecnología.

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